Emigrantes del Cósmos
Ocurrió en un recóndito y solitario lugar de la Gran Nube de Magallanes, a unos 170.000 años-luz de distancia, una Galaxia satélite de nuestra Vía Láctea, en los confines del Universo.
Dice una antigua Leyenda Hermética, que hace aproximadamente unos cien mil años, en un Sistema Solar de la Constelación de Andrómeda, existía un pequeño planeta, al que en la actualidad conocemos por planeta Tierra y al que cósmicamente se le denomina planeta Azul.
Continúa diciendo esta antigua leyenda que por aquellos entonces y en aquel lugar se produjeron una serie de reacciones nucleares en cadena, las cuales ocasionaron la desaparición de muchos de lo que nosotros entendemos por Sistemas Solares.
La Tierra no se desintegró, pues la onda expansiva que siguió a dicha explosión, la lanzó hacia los extremos del Universo.
A medida que se iba distanciando del núcleo central de la explosión, la velocidad de la Tierra se reducía.
Al tratarse cósmicamente de un pequeño fragmento, éste fue absorbido por nuestro Sistema Solar, no sin antes chocar estrepitosamente y fragmentar a otro planeta nativo, conocido por nosotros como Asteroides. La tierra también se fragmento en tres trozos, los cuales hasta la actualidad permanecen unidos gracias a su propio campo electromagnético.
Dicho choque produjo una serie de cambios, por ejemplo: el rebote del choque impulsó a la Tierra a incrustarse en la órbita de otro pequeño planeta, al cual conocemos con el nombre de Luna.
Fue a partir de entonces que nuestro planeta ha ido sufriendo una serie de cambios y transformaciones, tanto energéticas como biológicas, que según la Leyenda se prevé que terminen con la muerte de toda forma de vida biológica dentro de unos trescientos años (sí los humanos somos capaces de aguantar hasta entonces, sin hacer nada para adelantar dicho fin).
Cuenta la Leyenda, que como planeta vivo estamos condenados a muerte, pues cósmicamente hemos ido a parar a un Sistema Solar que está en fase terminal, y que de producirse las mismas condiciones que en otra época del tiempo nos lanzó hacia aquí (Guerra Nuclear), en esta ocasión la explosión del Sol y nuestra proximidad a él, serán motivo más que suficiente para desintegrarnos.
Cuando llegó a mis oídos esta Leyenda, apenas sí le di el valor que merecía, pero hace unos días, se me ocurrió meditar sobre ella y, ¿por qué no?, buscarle una salida lógica a tan curiosa historia. Pensé encontrarla en la Biblia, al acordarme del “Diluvio Universal” y lo curioso es que hallé una razón lógica en dicha versión y hasta encontré varias coincidencias entre ambas.
En días sucesivos seguí buscando en libros, apuntes y trabajos de algunos introvertidos alquimistas de épocas pasadas, intentando buscar datos relacionados con el tema, y puedes creer que la mayoría de los datos conseguidos en ciertos momentos, aunque definidos de diferente forma, coinciden en bastantes puntos con la leyenda.
También busqué en la historia de los Incas, Aztecas, Vikingos, Egipcios, Hindúes, Celtas, Griegos, Romanos, Indios de Norte América y, casi todos ellos mencionaban en sus escritos o leyendas, de una forma u otra, a unos seres Superiores, venidos del Cosmos en una gran nave en la que habían personas, animales, plantas, tierra y agua.
¿ Porqué no pensar y creer que esta “Gran Nave”, sobre la que casi todos coinciden, no podría ser nuestro planeta Tierra?, pues si fuésemos capaces de poderlo observar a gran distancia, éste reúne las condiciones para ser tomado por una nave o burbuja vivero cósmico a la que también se le podría definir como “Paraíso Terrenal”, que cita la Biblia.
En cuanto a las razas que conviven en la Tierra, esta curiosa leyenda explica que en aquella época y en aquel Planeta vivían varias razas de seres, cada una de ellas procedentes de distintos planetas de esa Constelación.
Su grado de evolución era tan elevado a todos los niveles, que entre ellos no tenia mayor importancia el lugar de procedencia, ni el color de su piel, simplemente vivían y eran capaces de dejar vivir. Lo compartían todo y filosóficamente se consideraban “Ciudadanos del Mundo”.
Tal vez alguien piense, y yo también lo pienso, si no seremos los habitantes de la Tierra los descendientes de aquellos antepasados venidos del Cosmos.
Autor: Elhiot Roures (profesor Saile Selbor)
Autor: Elhiot Roures (profesor Saile Selbor)
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