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Los vientos de Orión

Los vientos de Orión
«Rodeado de muchas estrellas resplandecientes, de pie, el gigante Algebra, ¡Orión, el cazador de la bestia! Su espada reluciente colgada a su lado, y sobre su brazo la piel del león. Esparcido por el aire de la medianoche el brillo dorado de su pelo...» LONGFELLOW

«¿Podéis trabar la dulce influencia de las Pléyades, o soltar los lazos de Orión?»
JOB 38:31
Cuando se encuentran dos polaridades opuestas, se atraen de forma natural. Cuando intentan fusionarse (en lugar de integrarse) producen una fuerza energética enorme. Producen chispas. Producen cambio. A veces, incluso, producen dolor.

Ése era el caso de las civilizaciones de Lira que intentaron la integración dentro de los sistemas estelares de Vega y de Sirio. El conflicto tuvo lugar allí fuera, pero se expandió energéticamente de tal forma que incluía a Orión. Sus comienzos se produjeron como un conflicto lirano. A lo largo de nuevas generaciones, evolucionó hasta crear una nueva guerra de razas, la de Orión. Durante generaciones, cada parte perdió el contacto con el sentido de su lucha. Sin embargo, el terror continuó.

Los limites estaban claramente marcados. El lado «negativo» eternizó la autocomplacencia. Según su filosofía, pensaban que si uno se servía a sí mismo, servía al Todo. De lo que no se dieron cuenta es que ellos mismos negaron el Todo debido a la manera que eligieron de poner en práctica esa filosofía, traduciéndose esta actitud en la necesidad de dominar.

Era una época verdaderamente oscura.
 
El dominio sobre otros provocó una conducta que los humanos de la Tierra jamás han experimentado. La manipulación genética de linajes de sangre fue muy común, para intentar de esa manera diluir o concentrar el poder. Lo que los humanos conocen como magia negra era una práctica común. Los seres estaban tan impregnados de su propio miedo que se abalanzaban sobre cualquier cosa que fuese diferente.
 
Las leyendas terrestres que hablan de espadas y brujería son un pequeño recuerdo localizado en la memoria celular etérea y que procede de estos tiempos tan oscuros en Orión.

La parte «positiva» sintetizó la idea de servir a los demás. Su creencia postulaba que la única manera de sobrevivir era sirviendo, incluso, a costa de uno mismo. De modo que se forjó una dinámica muy interesante. Había individuos dominantes y otros que estaban más que dispuestos a jugar el rol de víctima. Estos «positivos» entendieron que para sostener al Todo, tenían que servir al Todo y negarse a sí mismos. Lo que estaban haciendo en realidad era negar que ellos mismos formaban una parte válida de ese Todo.

La civilización de Orión fue una de las pocas que se desarrolló de tal manera que se convirtió en un estado altamente tecnológico, a pesar de permanecer en una actitud de intenso conflicto espiritual. Pasaron eones de tiempo mientras ese drama continuaba. Todo comenzó con manipulaciones básicas emocionales hasta llegar al otro lado del espectro - manipulaciones que exigían herramientas de una tecnología altamente avanzada.
 
Desde el punto de vista de la reencarnación, las mismas almas se encarnaron una y otra vez, cambiando de lado, intentado lograr un equilibrio en toda esa lucha.

En la historia de Orión siempre ha existido la resistencia oculta. A lo largo de las edades, su fuerza aumentó y disminuyó como el pulso de su gigante rojo, Betelgeuse. Por regla general siempre fue descubierta por los «negativos», desarticulada y castigada. Cada vez que llegaron a un determinado momentum, éste brilló tan fuerte que fue descubierto.

Conforme se consolidaba la filosofía de la resistencia, estaba cada vez más claro que había que mitigar la radiación de sus ideas. En su lugar, decidieron absorberla simbólicamente. Permitieron que la gente fuese a verles a ellos. Se convinieron en una especie de agujero negro que no se podía ver, pero la fuerza y el momentum de su energía eran un poderosos como un viento silencioso. Por ello, su organización fue denominada «La Liga Negra».
 
El símbolo de su lucha fue el dragón negro. Un nuevo aspecto de este drama estaba a punto de desplegarse.

La lucha tuvo entonces tres facetas: existían los dominantes, las víctimas y la resistencia (incentivada por la fricción de las dos polaridades). La Liga Negra tuvo bastante éxito en invalidar los esfuerzos de los dominantes (conocidos como el Imperio de Orión); no obstante, sólo sirvió para frenar su momentum. De modo que se llegó a un callejón energético sin salida.

En las almas de esta gente tan reprimida existía una enorme desesperación. Conocían perfectamente hasta qué punto de control podía llegar el Imperio de Orión. El Imperio había diseñado maneras para controlar cuerpos astrales; la muerte ya no era el equivalente de libertad. Muchos individuos estudiaron con maestros herejes para aprender los antiguos conocimientos con respecto a viajes dimensionales de conciencias.
 
Pocos tenían éxito, pero aquellos que lo consiguieron encontraron una manera de salir del sistema de Orión para siempre.
 
Gracias a un importante esfuerzo de concentración y a lograr desengancharse del sistema de creencias de la conciencia colectiva de Orión, un pequeño porcentaje de individuos fue capaz de salir de sus cuerpos (morir) y encontrar y percibir a los seres que se habían escapado de Orión o estaban reencarnados en la Tierra.12
 
 
12. Los seres de Orión tenían la capacidad de encontrar a individuos terrestres en el pasado, presente y futuro de la Tierra.
 
 
Una vez avistados, la entidad de Orión era capaz de crear una ventana a través de la cual él/ella podía viajar.
 
Cuando él/ella pasaba por esa ventana y se encarnaba en la Tierra, este ser se «perdía» en la conciencia colectiva de la Tierra. Eso era un mecanismo de seguridad; si desconocían su propia identidad, no podían ser perseguidos por el Imperio de Orión.

Los que lograron escapar entraron de este modo en el ciclo de reencarnaciones de la Tierra, aunque lo más probable es que siguieran viviendo el drama de Orión a nivel inconsciente dentro del patrón de su alma. A veces, los representantes del Imperio de Orión les perseguían inmediatamente a través de esa ventana. Con frecuencia, esos mandatarios del Imperio de Orión también quedaban «atrapados» en la conciencia colectiva de la Tierra y tenían que entrar en el ciclo de reencarnaciones; al reencarnarse llevaban en su interior el mismo deseo de control.

Mientras crecía la desesperación, la Liga Negra decidió luchar aún más duramente. Tenía gente que jugaba en ambos lados. La información de contrabando de los «espías» causó un esfuerzo de resistencia todavía mayor. Comenzaron a utilizar tácticas aprendidas de los dominantes. Todo ello sucedió en nombre de la libertad. Con el tiempo, aprendieron que la libertad era fugaz y el conflicto se intensificó.

La Liga Negra no comprendió el porqué y a pesar de sus esfuerzos, no consiguieron liberar a las víctimas. Se desilusionaron. La gente estaba hambrienta por conocer alguna forma de espiritualidad, pero todo lo que había era un carcomido vacío y miedo. Nada funcionaba. Durante algunas generaciones, la Liga Negra se quedó estancada, sólo una idea y nada más.

Entonces ocurrió algo milagroso.
 
A lo largo de varias generaciones de gestación espiritual comenzó a crecer una semilla. Se encarnó un alma que representaba todas las esperanzas y sueños de las razas de Orión, pero sin sus odios y miedos. Cuando nació, fue resguardado cuidadosamente en un entorno energética y emocionalmente neutral. Fue custodiado en la profundidad del planeta para que no se polarizara. Llegado a la edad adulta comenzó a predicar. Lo que enseñó aportó una nueva luz a la lucha. Lo que él propuso podía acabar con esa lucha de una vez por todas.

Él enseñó leyes universales - lo positivo no se podía alcanzar a través de la negatividad. La Liga Negra estaba combatiendo el fuego con fuego, pero únicamente conseguía una llamarada aún mayor en lugar de paz. Se tiene que integrar lo positivo y lo negativo para llegar a un punto de equilibrio. Hay que amar, no temer Hay que amar la idea de paz y libertad hasta tal punto que uno esté dispuesto a vivirlo en su propia alma independientemente de las manifestaciones externas.
 
De este modo, la Liga Negra aprendió que sus intenciones eran buenas, pero sus actuaciones sólo causaban más de lo que ellos mismos despreciaban.
Esta toma de conciencia ocurrió a un nivel colectivo. Abrió nuevas puertas a la espiritualidad para las gentes de esos mundos tan oprimidos. Les quedaba un largo camino pero por lo menos sabían por dónde empezar.

Una vez que se hubo comprendido la dinámica a niveles superiores, se decidió que se iba a transmutar esta energía, llevarla fuera del planeta, se trasladaría a la galaxia para poder comenzar de nuevo. Desde estos niveles superiores pidieron a los Fundadores que les ayudasen a elegir otro mundo. La principal preocupación consistía en asegurar que las herramientas para un nuevo mundo estaban disponibles para aquellos seres atrevidos que querían comenzar con la transmutación de la energía de Orión.
 
La principal herramienta era el Libre Albedrío, la libre elección, así como un código latente de ADN que impulsaría el deseo de conservación de la sociedad en el caso de que ésta alcanzase la posibilidad de auto-destruirse. El mundo que se eligió fue la Tierra.
 
Acto seguido, los Fundadores emplearon varios grupos físicos para llevar a cabo el «nacimiento» de la Tierra. [Véase capítulo 9]

La Tierra ha manifestado a lo largo de la historia de la humanidad el drama de Orión en su intento de equilibrar la polaridad. La caída de la Atlántida, del Imperio romano y las continuas guerras religiosas son ejemplos de los patrones de memoria de Orión que emergen para ser eliminados. A pesar de todos estos dramas, la raza humana ha sobrevivido y ha mantenido a raya la opresión total.
 
La humanidad sigue jugando con la misma dinámica: víctimas, verdugos y resistencia.
 
No obstante, esta vez la luz comienza a propagarse, e incluso la resistencia empieza a aprender que no se puede apagar el fuego con el fuego.

La civilización contemporánea de Orión, existente en el mismo continuo de tiempo que la actual Tierra, ya ha sanado su conflicto. Debido a que la Tierra todavía esta viviendo el pasado de Orión en su intento de equilibrarse, el principal contacto que mantiene la humanidad con éste se juzga negativamente. El fenómeno de los «Hombres de Negro» al igual que algunas manifestaciones de la estructura de los Illuminati, todavía tienen las pretensiones del pasado de Orión y deben ser controlados.

Los «Hombres de Negro» tienen diversos orígenes. Algunos son encamaciones humanas procedentes de Orión y/o energía Siria negativamente orientada; otros son, de hecho, habitantes del pasado de Orión que han viajado «hacia delante» en el tiempo hasta el actual momento de la Tierra. (Esto incluye a representantes del Imperio que fueron atrapados en la conciencia colectiva de la Tierra mientras perseguían seres de Orión que habían huido.)
 
Entienden que la Tierra supone una amenaza.
 
Desde su punto de vista, conforme despierta la humanidad y se libera, incita a los oprimidos seres de Orión que también busquen la libertad. Ellos prefieren tener estas ventanas de oportunidades cerradas para las víctimas de Orión, mantener la Tierra desautorizada y sustentar ellos el poder total. Los «Hombres de Negro» son sólo una manifestación de esta idea; generalmente trabajan de manera mucho más sutil en la Tierra.
 
Aquellos individuos que llevan el sello despótico de Orión, actúan desde su memoria del alma y no son necesariamente conscientes de su deseo de control absoluto. Investigando encuentros con los «Hombres de Negro» en el siglo XX, uno se encuentra con el comportamiento irónico de estos seres - funcionan a un nivel autónomo y parece que nunca reclaman el poder que intentan arrebatar a los humanos. Esto podría sugerir que, tal vez, los «Hombres de Negro» no son más que marionetas en una lucha por el poder mucho más esperpéntica.

El drama de Orión no es un experimento en el que alguien hace algo a alguien. Todos aquellos que eligen formar parte de la transmutación de la Tierra, lo hacen desde el Libre Albedrío. Esa transmutación/integración afectará a toda la Familia Galáctica creada gracias a la infusión de las dimensiones, e iniciaría así el principio del proceso de reintegración a través del Prisma de Lira. Por ello, las polaridades integradas podrían denominarse la «Luz de Orión».

El proyecto de transmutación estaba estructurado en fases gracias a las cuales los Fundadores podían medir el progreso. En la primera fase simplemente se sembraba y se desarrollaba la vida de la tercera densidad hasta conseguir una fuerte cadena genética en la Tierra. Las subsecuentes fases implicaban diversos desarrollos de la civilización. El momento crucial es el momento actual de la Tierra - el despertar de millones de almas a un propósito espiritual más amplio.
Ese despertar ocurre paulatinamente y comienza a ensanchar la brecha entre los polos positivo y negativo (tal como se ve actualmente en la sociedad).
 
Esa acentuación de la brecha sirve para polarizar e iluminar las elecciones que la sociedad pueda hacer y es necesario deja claro que es imprescindible hacer elecciones en este momento de la evolución. La humanidad no tiene la fealdad ni el dolor tan intenso de un pasado atormentado como lo tuvieron los seres de Orión. Conforme la Tierra despierta, todas las Herramientas se vuelven visibles para la humanidad, pudiendo reclamar la responsabilidad para el Todo y para el si mismo. Es posible que las dolorosas memorias de Orión sigan emergiendo, pero la sanación llegará gracias a la proclamación humana de libertad y elección.
Cuando tuvo lugar la infusión dimensional algunas conciencias individuales y de grupo eligieron quedarse dormidas. Se permitieron servir de arquetipos y podían ser despertadas según la necesidad. Algunos, incluso permitieron que fragmentos de ellas mismas se encarnasen. Un ejemplo de ello es la conciencia conocida como Merlín.
 
Durante la época del drama de Orión, la fricción entre las dos polaridades despertó al mago dormido. «Él» se convirtió en una importante fuerza en el intento de integración, tanto desde un punto de vista físico como no físico. Fragmentos de su conciencia se encarnaron de cuando en cuando para originar una chispa de memoria del pasado y una visión del futuro. Se le conoce por varios nombres en muchos mundos, pero Él siempre refleja la belleza de uno así como también su fealdad. Su energía ha estado presente en asociación con la Tierra desde el comienzo.

El inicio de la Tierra será examinado más detenidamente en los siguientes capítulos. Por el momento, basta saber que este drama fue diseñado para ser un éxito. La mayoría de los que se encarnan en !a Tierra está involucrada (en diversos grados) en el drama de Orión. Cada uno está aquí por elección propia.
 
Desde el momento en que uno empieza a actuar desde la creencia de que la humanidad está aquí en contra de su voluntad, tiene lugar la rendición del poder personal y planetario.

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